Llevas tanto tiempo haciéndome tanto daño, que ya no sé diferenciar que golpes son tuyos o son míos.
---
Tus golpes no son físicos, pero los míos sí.
Parecías tan real diciéndome que me querías… Que al final mis golpes sí fueron físicos.
Pareció tan de verdad que tu vida se quebraba cuando me veías los cortes…
No sé si es que era yo la que la cagaba cada noche al volver a casa con el corazón lleno de adrenalina cada vez que me dejabas en la puerta de casa, después de una tarde de volverme loca a besos y abrazos, porque siempre a la mañana siguiente parecía que era invisible delante de todo el mundo, al agachar los dos a la vez la cabeza por el mismo pasillo o cuando te veía siempre en la puerta abrazado a otra…
A los 3 días volvías diciéndome que me querías y que era la gente la que te comía la cabeza…
Y yo siempre volvía a tus brazos.
Siempre durante 6 años.
Siempre sigo esperando que vuelvas y cures todo lo que me has roto…
Cada corte lleva escondido, muy dentro, tu nombre.
Cada lágrima termina recordándome a ti.
Cada vez que he intentado acabar con mi vida he esperado que aparecieras como un gran amigo, que en su día fuiste… Y me ayudases a salir a delante.
Hoy en día tengo las mejores personas que el mundo ha podido darme, incluida una pareja INCREÍBLE, pero… Cada cierto tiempo no sé cómo coño lo haces, pero siempre consigues volver a mi cabeza como un recuerdo, y hacerme un daño brutal…
Estés donde estés y con quien quiera que sea.
—Herrmana.